
Cuenta Dámaso Alonso (
en un artículo de 1962) una anécdota interesante de la biografía de Góngora. En una de sus enfermedades, el poeta se encomendó a la Virgen de Villaviciosa (su imagen en plata está en la Catedral de Córdoba). Estando en Madrid, ya recuperado, decidió agradecer la curación comprando una tela bordada en oro y plata con la que mandaría hacer un manto para la Virgen. En Córdoba, don Luis habló con cierta señora de las excelencias de la tela. Ella le pidio verla y el poeta cortésmente se la envió. Como la dama no se la devolvía por más que Góngora la requiriera, decidió llevarla a juicio. Durante el mismo, que tuvo lugar en 1597, la mujer arguyó que el demandante tampoco le había devuelto a ella dos cosas prestadas, a saber, un rebociño (prenda de vestir femenina) y una
vihuela de ébano.
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