martes, 4 de septiembre de 2007

DOS CANTIGAS DE AMIGO PARA EL RECITAL DE CINCO SIGLOS EN LA FUNDACIÓN JUAN MARCH


Las cantigas d'amigo de Martín Codax aparecieron a principios del siglo XX (1914) en la encuadernación de un De Officiis de Cicerón. Quien encontró el manuscrito (quizá un rótulo de los que usaban los juglares) fue el librero Pedro Vindel, que dio a conocer rápidamente su descubrimiento e incluso publicó una reproducción facsimil en 1915. A continuación vendió el manuscrito al musicólogo malagueño Rafael Mitjana quien lo depósito en su biblioteca de la ciudad de Uppsala donde entonces vivía. Cuando Mitjana muere en 1921 la biblioteca pasa a su viuda y luego es vendida por sus herederos. El pergamino (ver aquí en alta resolución), después de varias vicisitudes cuya pista siguió el musicólogo Ismael Fernández de la Cuesta, fue adquirido por el bibliófilo Otto Haas y puesto a la venta en Londres por su colega Albi Rosenthal. Finalmente fue comprado por la Pierpoint Morgan Library de Nueva York, donde se conserva desde 1977.
El tamaño del pergamino es de 34 x 45 cm. Está escrito por una sola cara a cuatro columnas, con 26, 24, 23 y 17 líneas respectivamente. La primera columna contiene 5 pentagramas, 6 la segunda, 6 la tercera y 4 la cuarta. El texto fue escrito en tinta negra y los pentagramas en tinta roja. Las iniciales están ornamentadas en azul y rojo. El nombre del juglar Martín Codax aparece en la parte superior del pergamino, en rojo. En la copia del pergamino intervinieron varias manos.
Contiene siete cantigas de amigo, seis de ellas con notación musical:

Ondas do mar do Vigo
Mandad'ei comigo ca ven meu amigo
Mia yrmana fremosa treides comigo
Ay Deus se sab'ora meu amado
Quantas sabedes amar amigo
En o sagrad' e Vigo
(Sólo texto, sin notación musical)
Ay ondas que eu vin veer

Sus textos ya eran conocidos por formar parte de los cancioneros sin música de la lírica galaicoportuguesa. Sin embargo, su música constituye, junto con las siete cantigas de amor de Don Denís, halladas en el Pergamino Sharrer, las únicas muestras que se han encontrado hasta la fecha de la canción profana galaico-portuguesa. La música de las cantigas está escrita en notación cuadrada, con ligaduras muy similares a las Cantigas de Santa María.
El descubrimiento del pergamino vino a confirmar la hipótesis formulada por Gröber, según la cual los trovadores entregaban hojas volantes (liederblätter), a los juglares para su interpretación.

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